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Un día escuché a un chofer de concho (=transporte público) que le dijo a un anciano que iba cruzando la calle: «Avívese viejo que no tenemos todo el día»; en otra ocasión oí cuando un hijo le dijo a su madre: «Vieja, vieja salga ya, qué tanto se arregla, usted siempre de lenta.» Ambas expresiones desdichadas y otras en la misma tónica, son denigrantes, inhumanas, desconsideradas e injustas para aquellos que merecen de los demás el mayor respeto, valoración y cuidado, pues, se gastaron por su familia y la sociedad, dieron lo mejor que tenían. Debiera ser un orgullo tenerlos a nuestro lado, su mera presencia debiera representar el respeto, los valores familiares, alguien a quien podríamos consultar por la larga experiencia de vida. Nuestros adultos mayores merecen y necesitan mayor cuidado y atención. Propongo tomar en cuenta lo siguiente:

  1. Escúcheles
  2. Valóreles
  3. Perdóneles
  4. No solo alimentos y medicinas.
  5. Caminar y pasear es salud para ellos, si es con uno de sus hijos (a), mejor.
  6. Ábrale espacio en su agenda.
  7. No los tratemos como niños.
  8. Respete el orden de sus cosas personales.
  9. Su palabra u opinión vale.
  10. Ellos también tienen un horario y ritmo de vida, avísele con tiempo si se trata de otra actividad en la que participarán.

» Ojalá que usted y yo lleguemos a la tercera edad.»