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El Cuerpo de Cristo (=Corpus Christi), plenitud entre nosotros pero que luce ausente. Sentido sin sentido, cuando únicamente lo percibimos con los ojos humanos; esperanza renovadora que vence con la gracia el desaliento aplastante.

A ti Señor, a ti mi Dios, el Ser por excelencia, personificado en el Hijo divino, a ti clamamos y lloramos, pues tú eres la luz vital de nuestra existencia, la savia de nuestro vivir. Preferimos fiarnos de ti, pues eres nuestro descanso y orientación; gracias mi Dios por tanto amor de tu corazón que no merecemos pero que sí necesitamos.

!Oh Santuario divino, que contiene el alimento que no se agota y garantiza la vida eterna, el Pan que es el Cuerpo de Cristo, presencia real y actual de su realidad celestial, haz que nuestra mente y corazón queden cautivados por tu amor, transformándonos en tu Cuerpo consumido por el servicio en el mundo de hoy¡